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viernes, 30 de abril de 2010

Qué no nos gusta de las redes sociales

Al no estar registrada en ninguna red social, puede parecer que no sé nada acerca de ellas pero, como todo el mundo, tengo amigos y hermanas que las utilizan y veo qué nos ofrecen. Me llama mucho la atención que, igual que estoy harta de escuchar que cuándo me voy a hacer Tuenti, escucho más o menos con la misma frecuencia: “no te lo hagas, es un vicio”, “es una suerte, así no saben qué haces a todas horas” o “hay cosas que es mejor no saber”.


Como cualquier otra novedad, las redes sociales no presentaban sus inconvenientes, si es que los tienen, desde un primer momento sino que se van descubriendo a través de su uso. Esto se plasma en los actuales debates sobre la privacidad de estos servicios, que se hacen eco de las preocupaciones de padres y usuarios. Estas inquietudes son un tema de actualidad y, por lo tanto, tienen su lugar en la prensa, como en la noticia de ayer de El País de los jóvenes que pedían ante las Cortes Castellanas orientación sobre estas redes[1] o en la de esta semana de El Mundo en la que cuatro senadores de Estados Unidos demandaban más privacidad a Facebook[2].


Las redes sociales ofrecen información y te permiten conocer muchos datos de tus amigos: qué hacen, qué les gusta, quiénes son sus demás amigos, por dónde salen de fiesta, etc. pero también, qué hizo el día que no pudo quedar contigo, por qué contesta a algunas personas a sus comentarios y a ti no, las bromas que tiene con personas que no son de tu agrado, etc. Puedes saber lo que quieras pero, al mismo tiempo, cosas que no quieres saber. Y esto ocurre con los demás, pero las quejas aumentan cuando la información es propia. A todos nos gusta cotillear, pero no nos gusta que nos cotilleen.


Cuando pones tu información en una red social, sabes que lo puede leer todo el mundo pero, no es hasta que alguien se evidencia de haber estado mirando tus cosas, cuando te das realmente cuenta de ello. Por ejemplo, cuando alguien te dice “esta camisa es muy bonita, ¿no es la que te pusiste el fin de semana pasado?” (y no estuvo contigo), “¿qué tal el sábado por Madrid?” (y no le habías dicho que ibas a ir), “¿estás saliendo con Carlos?”, “tu amiga Claudia se ha cortado el flequillo, ¿no?”, “¡no sabía tu primo había vuelto con su novia!”, etc. En ese momento, se siente una especie de desprotección de la vida privada que a nadie le gusta experimentar. Te sientes indefenso al cotilleo y empiezas a replantearte todo lo que has puesto en tu página, que no pensaste demasiado, y que no te gustaría que viesen los demás.

Ese “demás” es uno de los problemas porque, si sólo lo formasen tus verdaderos amigos no debería ser tan grave, pero en el momento en que tus contactos ascienden a 50-80-100-200 e incluso más, está claro que estás facilitando información a personas que no son de tu entera confianza. Además, cuando la gente empezó a ser consciente de que lo que se sube a la red pasa a ser propiedad de los dueños del servicio, la inseguridad fue mayor.


Por lo tanto, lo que no gusta es averiguar demasiado, sentirse indefenso, demasiado conocido, objeto de la crítica de los demás, incapaz de frenar y, en definitiva, estar atado a la red a través de tus intimidades.


[3]


Pero ¿lo que no nos gusta puede con lo que nos gusta?

[3] www.tirascomicaschistes.blogspot.com [recuperado el 03/03/2011]

miércoles, 28 de abril de 2010

Políticos en redes sociales y blogs: ¿cambiará en algo el modelo actual?


Me gustaría decir que me alegra que los políticos se hayan sumado a las nuevas formas de comunicación, que hagan un esfuerzo por estar más cerca del ciudadano y que intenten solventar la comunicación unilateral que se da por norma. Pero me temo que no soy tan entusiasta y no voy a dar saltos de alegría antes de tiempo.


Hay algo en la política, o por lo menos en la española que es la que tengo más próxima, que me da mucha pereza. Me refiero al juego de niños entre los dos partidos más relevantes, que se echan la culpa de todo el uno al otro para quitarse el muerto de encima y muchas veces cuando termino de oírlos digo “¿pero han aportado algo de interés?”. Por ello, cuando me imagino más de lo mismo en la red me entra una pereza enorme. Sin embargo, quiero ser un poco optimista, así que voy a pensar que puede que cambie algo y veamos propuestas interesantes que puedan ser consultadas por los ciudadanos, que es lo más importante.


Las redes sociales tienen mucho que ofrecer a los políticos y, si saben sacarles provecho, pueden mejorar en gran medida su posición respecto a la de los demás. El ejemplo más sonado es el del presidente Obama, en cuya campaña electoral el uso de las plataformas de Internet fue un punto clave para aumentar su popularidad. Me parece interesante el uso de las redes sociales durante las campañas porque es cuando los candidatos muestran sus sugerencias y proyectos y cuando los votantes tienen que decidirse entre las diferentes propuestas, pero lo que no me gustaría es que este contacto con el pueblo se limitase a una estrategia competitiva y terminase al finalizar la campaña. Esta herramienta no debe ser utilizada solo para sacar beneficio sino para también para generarlo, que para eso están los políticos, para mejorar la vida de los ciudadanos.


En relación con este tema, he leído una noticia del ABC[1]que nos informa de que el gobierno canario ha iniciado una nueva etapa de comunicación con los ciudadanos basada en el uso de las redes sociales para mostrar su actividad y para escuchar las propuestas que les envíen. Si las cosas se hiciesen bien, me parece una buena iniciativa igual que lo fue en su día la informatización de ciertos trámites administrativos a través de Internet. Nos solemos quejar de que las cosas no se hacen bien y que las prioridades de los que gobiernan no son las reales a pie de calle, así que esta puede ser una vía para orientar a nuestros políticos que a veces, o muchas veces, pierden el norte.

[1] http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=362327 [accedido el 28/04/10]

¿¡Todavía no participas en ninguna red social!? :-o


Esta pregunta, acompañada de una cara de enorme sorpresa, es lo que me encuentro cada vez que digo que no tengo ni Tuenti ni Facebook. “Y ¿a qué estás esperando?” es lo que sucede a mi negativa. La verdad, no sé a qué estoy esperando ni si estoy esperando algo, porque ¿es tan raro no estar registrado en ninguna? ¿Es algo que tiene que suceder tarde o temprano?

Estos pensamientos me han asaltado cuando he leído la noticia del diario Expansión de Cataluña
[1] acerca del seguimiento de la esperada remontada del Barça contra el Inter de Milán por todos los culés a través de las redes sociales. Hay una frase muy representativa de esto mismo: « “Una institución como el Barça, sin estar en las redes sociales, hoy en día sería como un alien”, explica Toni Aira, profesor de comunicación política en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ». Yo no soy una institución y no tengo la trascendencia del Barça, pero ¿soy igualmente un alien? Puede que sí, puede que resulte igual de extraña, incluso cómica, que una persona que todavía no tiene móvil o que se resiste a usar Internet.

Leo esta noticia, en la que se evidencia el papel de la participación ciudadana, que es capaz de originar un movimiento que siguen miles de personas en cuestión de minutos y que consigue incluso relevancia mediática, y me pregunto si tal vez protejo demasiado mi intimidad y si debería sumergirme ya en estas comunidades virtuales.

La verdad es que al preguntarme que cuándo me voy a hacer Tuenti no digo que nunca, mi respuesta suele ser “no lo sé, ya veré”. Y me parece que ya estoy viendo que no tardaré demasiado. Por ejemplo, ayer leí en el blog On air
[2] las claves para ser un buen periodista que propone Jean François Fogel y, entre ellas, la cuarta nos recomienda introducirnos en la cultura digital participando activamente en las redes sociales, blogs, etc. Puede que las redes sociales sean o lleguen a ser una herramienta tan fundamental como el móvil o el email y que, sin ellas, me esté descolgando de la cultura actual. Hasta ahora, no me he perdido demasiado, unas cuantas fotos y comentarios entre amigos, pero tal vez en el futuro sí me pierda cosas relevantes, como contactos, vitales para un periodista.

Y vosotros, ¿qué pensáis?


[1] http://www.expansion.com/2010/04/27/catalunya/1272398961.html [accedido el 28/04/2010]
[2] http://laura-onair.blogspot.com/ [accedido el 28/04/2010]

martes, 27 de abril de 2010

¿Todavía hay sitio para el periodismo de calidad?

La situación actual del periodismo no nos da la respuesta a esta pregunta y un “no” es lo que temen algunos periodistas y editores que se reunieron en la jornada “Medios de comunicación y ciudadanía en la Sociedad de la Información”, como recoge hoy el Nortecastilla.es[1]. Como dije, mi intención es analizar noticias que relacionen el periodismo con las nuevas oportunidades que nos ofrece Internet y el papel que juegan los internautas y la verdad es que esta noticia me da mucho juego para comentar.


Según este diario, los ponentes de la jornada se reunieron para reivindicar el periodismo de calidad ante el intrusismo en Internet, que juega con el contenido como si no costase esfuerzo y tiempo elaborarlo y “al final terminan en manos de cualquiera”, según palabras del presidente de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (Aede), Antonio Fernández Galiano. Esto es lo que está ocurriendo en este mismo momento, ya que he leído una noticia en un diario y estoy escribiendo acerca de ella en mi blog, que puede ser visitado por cualquier persona. Es una de las oportunidades que te brinda la red: compartir con todo el mundo todo lo que quieras. Pero, ¿qué pasa cuando lo que compartes no es tuyo?


En mi caso, yo he especificado donde he leído la noticia y os facilito el enlace para que podáis consultarla si queréis pero, en muchas ocasiones, esto no es así y mucha gente “roba” el contenido que han elaborado periodistas que han estudiado para serlo. Este es otro de los objetivos de esta noticia, el de revalorizar la figura de los periodistas como profesionales necesarios para el mundo de la información. Cabe destacar, esta frase que pronunció Urbaneja, Presidente de la Asociación de Prensa de Madrid: “La lucha no es llegar antes sino llegar mejor […] porque la comunicación es un negocio de personas, de personas bien formadas”.


Esta noticia nos traslada la indignación de unos periodistas que ven como cualquier internauta puede ejercer su trabajo y, además, utilizar sus producciones sin ningún tipo de autorización. Este es uno de los conflictos que me interesa tratar: ¿El libre acceso a Internet va a acabar con la figura del periodista profesional? ¿El futuro es el periodismo ciudadano? ¿El periodismo ciudadano implica la desaparición del periodismo profesional? No lo creo. Por lo menos, no lo espero, por la cuenta que me trae como estudiante de periodismo. Pienso que cada cosa tiene su lugar y que en una época de cambio, como la de ahora, todo está difuso.


Los periodistas tienen que diferenciarse del resto de escritores anónimos y, para ello, tiene que trabajar duro y utilizar aquello que los demás no tienen, es decir, explotar lo que les hace únicos: la formación. Si existe una carrera para ser periodista creo que es porque hay algo que enseñar acerca de ello y es precisamente eso lo que hay que valorar. Mientras los profesionales hagan uso de esta arma, lo que se denomina en la noticia como “barullo de la distribución” no debería causarnos un problema en cuanto al futuro laboral.

Otro de los aspectos interesantes que se tratan, y el último del que voy a escribir, es el de la necesidad de situar al ciudadano en el centro porque, de lo contrario, dará la espalda al periodismo, como decía textualmente González Urbaneja. Este es un punto importante. El panorama periodístico actual, muy influenciado por ideologías políticas e intereses económicos, ha hecho que los ciudadanos desconfíen de cómo informa la prensa y acudan a la red como un medio supuestamente libre de esas parcialidades y donde la gente puede tratar sin censuras todo tipo de temas. Tal vez, los medios deberían volver a los principios de veracidad, interés informativo y objetividad que transmiten las aulas en las universidades de periodismo y que parecen haber olvidado.


[1] http://www.nortecastilla.es/v/20100427/castilla-leon/editores-periodistas-apuestan-reforzar-20100427.html [ entrada el 27/04/2010]